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Podcast – 32 – Protección ante ataques DDoS

Bienvenidos al trigésimo-segundo capítulo del podcast de seguridad informática «Securizando.com»

Soy Andreu Adrover y hoy es viernes 19 de enero de 2018.

Aunque la idea inicial de este capítulo era ser la continuación del podcast 31 y hablar sobre las defensas específicas para los ataques DDoS vía el protocolo HTTP, creo que lo preferible será hacer un capítulo explicando las defensas generales que podemos activar ante ataques DDoS para posteriormente ya centrarme, en otro capítulo, en las técnicas de defensa específicas de HTTP, DNS y demás protocolos. Así pues hoy hablaremos de técnicas genéricas de defensa frente ataques de denegación de servicio. Hay que tener en cuenta que todas estas técnicas (y cualquier en la seguridad informática en general) requieren de una preparación previa: improvisar durante un incidente (un ataque de denegación en este caso) suele ser la receta perfecta para liar más la situación.

  1. Capacidad de crecimiento

    Con el desarrollo de los entornos virtuales las posibilidades de adaptación de los sistemas a los requerimientos de los usuarios se ha visto potenciada. Ahora es normal que las aplicaciones modifiquen sus capacidades en función de la necesidad y del coste asociado: ya no es extraño que durante las horas valle de uso se reduzca el número de servidores mientras que en las horas punta la capacidad del sistema aumente. El hecho de que los entornos virtuales en la nube tenga un coste por uso, ha fomentando en gran medida esta variabilidad del entorno.

    1. Número servidores (crecimiento horizontal)

      Actualmente, la primera opción que nos suele venir a la cabeza en caso de necesitar tratar más conexiones de las habituales es ampliar el número de servidores. Los sistemas virtuales permiten añadir nuevos servidores a la granja de forma rápida y relativamente sencilla. Aumentando el número de servidores se consigue dar servicio a más conexiones, aunque como todo en la vida, siempre hay un límite que no podremos superar (capacidad de transacciones de la base de datos, capacidad de escritora en discos, capacidad de ancho de banda, etc…). Esta crecimiento se denomina horizontal ya que lo que se hace ganar capacidades añadiendo nuevos servidores a la granja y es ampliamente utilizada en las aplicaciones web o distribuidas.

    2. Capacidad sistema (crecimiento vertical)

      En contraposición al sistema anterior, el crecimiento vertical consiste en aumentar la capacidad de los propios nodos del sistema: aumentar la memoria o velocidad de CPU, aumentar la capacidad de disco (ya sea ampliando los filesystems o creando nuevos). Esta estrategia suele tener un mayor coste de aplicación (muchas veces implica reiniciar el servidor para que el sistema operativo tome en cuenta las nuevas capacidades). Así pues se trata de una estrategia más pesada, pero que sería necesaria cuando el cuello de botella se encuentra en sistemas únicos (bases de datos, aplicaciones mainframe, etc.).

    3. Capacidad línea comunicaciones

      Otro punto donde un ataque de denegación de servicio suele ser las propias líneas de comunicaciones. Así aunque el servicio esté operativo si los clientes no pueden llegar a él ya se ha conseguido la denegación de servicio. En los grandes servicios en la nube (AKAMAI, Amazon, Azure, etc.) es un punto que ya está resuelto en su infraestructura propia, pero para aquellos servicios de hosting más pequeños es algo a tener en cuenta. Para aquellas empresas que tienen sus servicios alojados en su propio centro, las operadoras ofrecen líneas de comunicaciones con diferentes capacidades de crecimiento que hay que evaluar: no es extraño contratar una línea de fibra óptica con capacidad de de 1Gbps pero de los que se usan (y pagan) 400Mbps. Así en caso de problemas, simplemente se amplía la capacidad de la línea. Obviamente esta ampliación rápida debe estar acordada previamente con la operadora (cómo se solicita la ampliación, quién está autorizado a solicitarla, y cómo se pagará después ;))

  2. Sistemas IPS – WAF

    Como ya vimos en los capítulos 4 y 29 los sistemas IPS y WAF permiten detectar y bloquear tráfico anómalo mediante el análisis del tráfico que pasa por sus interfaces. Las firmas de detección pueden ser múltiples y dependerán del protocolo utilizado para el ataque: por ejemplo si suponemos un ataque web donde se envía a través de formulario un archivo adjunto grande para saturar las capacidades del sistema, un WAF podría detectar que los usuarios no han seguido el camino normal (acceso a portada, clic en opción de envío, etc.) y que sólo envían directamente el formulario. En este caso el sistema podría descartar el tráfico que no haya seguido el cauce habitual con lo que se descartarían los ataques con mínima afectación a los usuarios habituales.

  3. Listas negras (Direcciones IP de botnet, nodos Tor…)

    Actualmente muchos proveedores de sistemas de seguridad mantienen una serie de listas con direcciones IP de baja o mala reputación que pueden utilizarse para descartar tráfico proveniente de ellas. Estas listas de direcciones IP incluyen equipos que se ha descubierto que pertenece a una botnet (y por ello es probable que en caso de ataque de denegación de servicio sean una de las causantes), que han sido utilizadas en ataques previos o, por ejemplo que son nodos de salida de la red Tor. La red Tor no es intrísicamente maliciosa, pero hay que entender que utilizar este servicio de anonimato para acceder a una aplicación web que debe autenticarse (pago con tarjeta, acceso mediante usuario/contraseña…) no parece una opción muy lógica. Así pues si estamos ante un ataque de denegación de servicio una opción rápida es bloquear el tráfico proveniente de estas direcciones IP de dudosa reputación. Es posible que perdamos algún cliente (porque desconoce que sus equipos formen parte de una botnet), así que no siempre es aconsejable tener estos filtros activados siempre.

  4. Bloqueo por ubicación geográfica

    Los rangos de direcciones IP son asignados por la IANA (Internet Assigned Numbers Authority), en base a unos cálculos de necesidades previstas, de forma distribuida por países. Así pues es posible conocer el supuesto país de origen de una conexión por Internet por esta asociación. Si bien hay un cierto mercadeo de direcciones donde una empresa multinacional compra direcciones de un país donde tengan libres (actualmente principalmente de países africanos) para luego utilizarlas en otras ubicaciones, esta ubicación geográfica es aún bastante correcta.

    Por ello una posible estrategia en caso de sufrir un ataque de denegación de servicio sería bloquear el tráfico proveniente de países donde nuestra empresa no tenga mercado. Por ejemplo si nuestra empresa alquila coches en España es poco probable que nuestro servicio reciba demasiadas peticiones legítimas desde Laos o Tanzania, mientras que sí es muy probable que reciba peticiones desde los principales clientes turísticos (Alemania, Reino Unido…). En cambio si nuestra empresa se dedica al transporte internacional por carretera no será extraño recibir peticiones desde Polonia o Ucrania. En caso de ataque el hecho de descartar todo el tráfico salvo el que provenga de los principales mercados de nuestra empresa mitigará en gran medida el ataque con una afectación mínima a nuestros principales clientes.

  5. Modificación parámetros de protocolos

    Casi los primeros ataques de denegación de servicio que aparecieron tratan de aprovechar los tiempos de espera entre transacciones definidos en los distintos protocolos. Así cuando, por ejemplo, establecemos una conexión TCP (que son necesarias para la mayoría de protocolos usados para navegar, enviar correos electrónicos, etc.), los estándares indican un tiempo máximo en la negociación de dicha conexión. Un usuario malicioso pueden intentar alargar al máximo el tiempo de envío entre paquetes para asegurar así que el receptor reserva durante el máximo tiempo posible sus capacidades (espacio de memoria, tiempo procesador…). Igualmente puede iniciar una conexión pero sin finalizar el proceso de establecimiento por lo que nuestro servidor se quedaría a la escucha (usando recursos) para, pasado el tiempo, descartar ese paquete inicial. Una estrategia para liberar recursos rápidamente es acortar estos tiempos de espera y descartar tráfico posiblemente malicioso antes, de tal forma que se pueda seguir recibiendo nuevas peticiones. Igualmente el sistema podría simplemente descartar paquetes malformados, con errores de transmisión, con un excesivo desorden, etc. en vez de solicitar retransmisiones, evitando así tener que realizar reservas de recursos.

    Actualmente estos ataques no suelen verse de forma independiente sino que suelen acompañar a otros ataques usando protocolos de mayor nivel, pero aún así el hecho de mitigarlos permite a la infraestructura liberar recursos más rápidamente.

    Aunque como teleco ‘me duela’ romper los estándares, hay que tener en cuenta que se trataría de una medida de mitigación de un ataque. El hecho de reducir estos tiempo podría influir negativamente a nuestros clientes con menores capacidades (ancho de banda más limitado, etc.) pero claro, ante un ataque de denegación de servicio hay que elegir el mal menor.

  6. Servicios anti DDoS:

    Actualmente se pueden contratar servicios “en la nube” que mitiguen estos ataques de denegación de servicio gracias a sus mayores capacidades. En este punto existen dos enfoques principales: tener el servicio activo siempre de forma que todo el tráfico pasa por los sistemas del proveedor o bien activarlo únicamente en caso de necesidad. Por obvios motivos esta activación según necesidad requiere de una planificación y acuerdo previo, ya que no se puede improvisar sobre la marcha durante un ataque (aunque los comerciales de estas empresas estarán encantados de decirte que sí que es posible).

    Aunque más adelante le dedicaremos un capítulo a qué ofrecen estos servicios, cómo funcionan, cómo puede realizarse la derivación del tráfico, etc. podemos resumir su función como una de estas dos opciones:

    1. Filtrado de paquetes (firewall): permiten que sólo el tráfico del protocolo elegido llegue a nuestros servidores. Así nuestra infraestructura no recibe los ataques siplementarios (tráfico UDP, inundaciones SYN, malformación de paquetes, etc.).

    2. Actúan como proxy: Los clientes se conectan a su infraestructura y es ésta la que se conecta a nuestros servidores. Así todas aquellas conexiones fraudulentas son descartadas por el proveedor y no llegan a nuestros servidores (evitando la denegación de servicio).

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Fuente imagen: PerfectYourPodcast

Como podéis observar muchas de estas protecciones (tener capacidades de crecimiento no usadas, contratar los servicios de anti-DDoS, mantenimiento de sistemas IPS o WAF,…) implican un coste económico, por lo que una empresa debe evaluar hasta que punto quiere llevar la protección de sus sistemas. Teniendo en cuenta que por temas legales hay una serie de sistemas defensivos que deben estar activos, desde el punto de vista económico hay que evaluar los riesgos y actuar en consecuencia: no sería lógico gastarse miles de euros al mes en un sistema para defender una pequeña tienda de camisetas online cuya caída durante un día completo implique unas pérdidas menores al coste del sistema de defensa. Las grandes empresas deben tener en cuenta los costes intangibles (daño a la imagen de marca, cumplimiento de SLA con proveedores, etc.).

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Podcast – 31 – Denegación de servicio vía HTTP

En el capítulo de hoy hablaremos de las diferentes maneras en la que se puede producir un ataque de denegación de servicio a una página o servicio web usando el propio protocolo HTTP/HTTPS. Aunque es muy probable que en un ataque real se utilicen diferentes técnicas de forma simultánea, incluyendo diferentes protocolos con el objetivo de evitar las diferentes medidas de protección, en este capítulo hablaremos de un ataque puramente web.

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Empecemos por las bases. El protocolo HTTP (HyperText Transfer Protocol) tiene tres métodos de solicitud de información en las peticiones del cliente al servidor:

  1. El método HEAD (cabecera) sirve para el cliente solicite información básica sobre una web en concreto, pero no la página en sí. Se pensó en una época de recursos muy limitados para que el cliente supiera a qué atenerse (tamaño, velocidad, etc.) antes de descargar realmente el contenido. Hoy en día es el método menos usado. Tanto las peticiones como las respuestas son ligeras.
  2. El método GET es el más habitual en la navegación: el cliente solicita un recurso y el servidor se lo entrega. El cliente envía una petición pequeña (tan sólo una cadena de texto con el URI del recurso que solicita) mientras que el servidor puede enviar una gran cantidad de información (texto HTML, imágenes. audios o incluso vídeos). La aparición de las aplicaciones web dinámicas ha hecho que en las URL de las peticiones se puedan añadir variables y parámetros que el servidor debe analizar y gestionar para modificar su respuesta en función de estos. Así nos encontramos con una petición ligera, pero con una respuesta por parte del servidor que puede, o no, ser muy pesada (tanto por tamaño de la información como por los recursos de memoria y cálculo necesarios para generarla). Se trata del método de petición más habitual.
  3. El método POST permite el envío de información desde el cliente al servidor. Sería el método utilizado para enviar la información rellenada en un formulario hacia el servidor: un ejemplo sería que al escribir un comentario en un blog el texto es enviado mediante este tipo de petición a una dirección concreta del blog para que lo trate. Lo mismo pasa cuando adjuntamos un archivo a nuestro webcorreo: el archivo adjunto viaja en una petición POST desde nuestro navegador al servidor web. En esta comunicación nos encontramos con una petición que puede ser pesada (dependerá de la información que queramos enviar) y cuya respuesta directa suele ser ligera (una confirmación de la recepción) pero que puede implicar un procesamiento elevado en la parte del servidor (pensad en los conversores de formatos de audio, vídeo, etc. que hay en Internet).

Tras este rápido repaso a los métodos de petición definidos en el protocolo HTTP y, teniendo en cuenta que lo que queremos es saturar una aplicación web de tal forma que la dejemos inaccesible de cara a los usuarios legítimos veremos qué tipos de ataques de denegación de servicio, puramente web, podemos realizar.

Tipos de ataques de denegación de servicio usando HTTP

Saturación de su línea de datos

Se trataría del ataque de denegación de servicio más tradicional y que requiere menos conocimientos técnicos.
Uno de los recursos limitados que tiene cualquier servicio web es su ancho de banda disponible para sus usuarios. Cualquier petición debe llegar desde los clientes hasta los servidores web utilizando una línea de comunicaciones, por lo que el envío de peticiones HTTP de gran tamaño o bien que generen un gran tamaño en su respuesta puede hacer que el servicio quede inaccesible.
Tradicionalmente se solía lanzar múltiples conexiones de tipo POST con una gran cantidad de información de tal forma que se pudiera saturar la conexión a Internet de los servidores. Otra forma sería realizar peticiones GET a un recurso muy pesado (un vídeo, por ejemplo) de forma que se envié muchas veces llegando a saturar su propia línea.
Como veis se trata de conseguir atascar la conexión a Internet de la aplicación web a base de generar un gran volumen de tráfico. Las tecnologías “cloud” dificultan la posibilidad de saturación de un punto único por lo que son una gran defensa frente a este tipo de ataques de fuerza bruta. Los sistemas de caché permiten la distribución de elementos no dinámicos de forma eficiente y distribuida por lo que se reducirían las posibilidades de saturación.

Saturación de los servidores

Error de servidor no disponible.

Error de servidor no disponible. Fuente imagen: eHost.com

Cambiamos el enfoque a intentar dejar inoperativos los propios servidores web. Para ello intentaremos realizar peticiones, ya sean GET o POST, que impliquen una gran carga de trabajo en el servidor. Se trata de dejarlos sin memoria o capacidad de cálculo de forma que dejen de responder a peticiones legítimas. Probablemente el ejemplo que hemos indicado antes de los conversores de formato de audio online que hemos comentado antes sea perfecto para este punto: un atacante podría solicitar muchas veces la conversión de un audio muy largo (para maximizar el consumo de su petición) de tal forma que llegue a dejar sin recursos al sistema que se verá forzado a ignorar peticiones legítimas. Este tipo de ataque requiere un mínimo de análisis de la aplicación web a atacar para descubrir cuál sería el proceso que más consume y actuar sobre él.
El reparto de trabajo entre diferentes servidores web de una misma granja permite minimizar la exposición de este tipo de ataques (ya que al aumentar la capacidad de cálculo obliga al atacante a incrementar su esfuerzo) y hoy en día la capacidad de crecimiento dinámico, y automatizado, de las plataformas cloud dificultan seriamente este tipo de ataques, aunque el hecho de que luego haya que pagar al proveedor “cloud” por el número de servidores, memoria o CPU usadas puede hacer que el hecho de aguantar el ataque y dar servicio a sus clientes no sea económicamente rentable a corto plazo. Por esto generalmente las aplicaciones web tienen una capacidad de crecimiento limitadas.

Saturación de sus propias defensas

En este escenario buscaríamos que al activar las propias defensas antidenegación (anti-DDoS, IPS, etc.) se agravara el problema o, en el caso más elaborado, se enmascarase el verdadero ataque a la aplicación web. Los sistemas IPS que analizan el tráfico HTTP deben mantener una serie de sesiones para confirmar el correcto funcionamiento y la legitimidad del tráfico por lo que también son susceptibles de ser saturados. Cuando un IPS es saturado puede generar una sobrereacción que bloquee todo el tráfico web (consiguiendo una denegación de servicio autoinflingida) o bien activar un modo pasivo donde el sistema deja de analizar el tráfico al no poder gestionarlo. Si se llega a este segundo comportamiento un atacante malicioso podría utilizar esta ventana para lanzar inyecciones SQL o exfiltrar información sin ser detectado entre todo el tráfico malicioso ‘común’. Este comportamiento puede agravarse si tratamos con tráfico seguro (HTTPS) donde el servidor IPS deba descifrar y recifrar el tráfico para poder analizarlo, consumiendo una mayor cantidad de recursos propios. Así pues, un correcto dimensionamiento de estos sistemas de defensa es muy importante.

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Podcast – 30 – Firewall

En el trigésimo capítulo de un podcast de seguridad informática aún no he dedicado un capítulo específico a unos de los sistemas de seguridad más clásicos y aún más usados: el firewall.

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Fuente imagen:PerfectYourPodcast

En general, ya digo que hay otras posibilidades de comunicación, una conexión por Internet tiene esta tupla de valores: dirección IP y puerto de origen; dirección IP y puerto de destino; y el identificador del protocolo usado.

Los firewalls tradicionales utilizan estos 5 valores para determinar si una conexión es legítima o no y actuar en consecuencia. Cuando llegue un nuevo paquete a nuestro cortafuegos comprobará si se cumplen las 5 características y en tal caso, y sólo en tal caso, permitirá que el tráfico siga su camino hasta el servidor. Si alguna de los cinco valores no se cumple simplemente se eliminaría ese paquete.

Las reglas de funcionamiento del firewall tradicional deben usar cualquier combinación de estos 5 parámetros: pueden fijarse los 5, o sólo 3 dejando los otros 2 abiertos a cualquier opción, etc.

Así pues, habiendo explicado, grosso modo, el funcionamiento de un cortafuegos de red tradicional veamos cómo ha evolucionado y se ha perfeccionado el concepto:

Tras el primer sistema de filtrado de paquetes, el siguiente paso en los firewall fue el conocido como “cortafuegos de estado”. En este punto el sistema ha evolucionado para, además de ver si el tráfico cumple con las cinco condiciones, además tiene sentido. Cuando se realiza una conexión TCP se establece una negociación de parámetros previa. Así un firewall de estado puede revisar si el tráfico recibido, que sí cumple las cinco condiciones de acceso, además tiene sentido en el flujo de tráfico: si se trata de un paquete de tráfico, pero no se ha negociado antes la conexión entonces lo descarta. Este sistema de control de estado permitiría una primera protección frente a ataques de denegación de servicio.

El siguiente paso en la evolución de los sistemas cortafuegos analizaría no solo el estado de la conexión sino el funcionamiento de la aplicación. Aquí el sistema analiza el tráfico y comprueba que siga las reglas del protocolo de aplicación. Así pues, si para enviar un correo electrónico existe un orden específico en las instrucciones a ejecutar para que el envío funcione: es de suponer que el tráfico legítimo seguirá las reglas marcadas por el propio protocolo por lo que cualquier tráfico que no las siga puede ser descartado. Hay que aclarar que no se trata de un IPS: Aquí el firewall analiza el correcto seguimiento del protocolo de comunicaciones pero no analiza las peticiones específicas en busca de patrones, como sí haría un IPS, como explicamos en el capítulo 4.

Podcast – 30 – Firewall

Podcast – 29 – WAF

En el capítulo de hoy hablaremos sobre los Web Applicaton Firewall (o simplemente WAF). La traducción al castellano podría ser «Cortafuegos para aplicaciones web», si bien este nombre no lo he visto nunca… y como en la gran mayoría de conceptos tecnológicos se usa el nombre o acrónimo inglés.

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Los firewall (cortafuegos) permiten o bloquean el tráfico en función de su origen, destino o protocolo utilizado, mientras que un IDS/IPS realiza un análisis de la información transmitida para ver su es legítima o un posible ataque. Así vemos que como la función del WAF es precisamente analizar tráfico web, habría que identificar los sistemas WAF como una subcategoría de los sistemas IDS/IPS. Por esto podemos indicar que la palabra Firewall en el nombre de este sistema no es muy adecuada.

Los WAF analizan las peticiones y respuestas HTTP que gestiona una aplicación web. Así es posible buscar patrones de posibles ataques que busquen aprovecharse de una vulnerabilidad de nuestro sistema web.

Generalmente los fabricantes incorporan firmas genéricas para detectar los tipos de ataque más genéricos (inyecciones SQL, ataques XSS, etc.) En general aquellas amenazas que siempre salen en los informes OWASP.

Aunque estas firmas genéricas suelen funcionar bastante bien, la potencia de un WAF se demuestra cuando su administrador adapta o crea nuevas firmas específicamente pensadas para los sistemas web a los que da servicio.

La gran adaptabilidad es, simultáneamente, su fuerza y su punto débil ya que afinar un WAF implica un conocimiento importante de los servicios web a los que protege de tal forma que se puedan crear las firmas de patrones necesarias para detectar un posible ataque específicamente en nuestra web, usando las variables de la aplicación, etc.

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