El sistema DNS (Domain Name Service) es el que nos facilita a los humanos el uso de los servicios de Internet ya que sería casi imposible que recordásemos las direcciones IP de nuestras páginas web, sistemas de almacenamiento en la nube, portales de vídeos, etc. Así pues cualquier servicio de Internet que utilicen usuarios humanos depende, aún sin ser consciente, de este sistema de conversión de texto humano a direcciones IP.
Este sistema de nombre se creó en un momento en el que las comunicaciones eran caras y poco fiables, por lo que una de las características de este sistema es la gran permanencia de la información publicada. Esto hace que un ataque que busque una denegación de servicio contra DNS de un servicio concreto a base de eliminar su información registrada en el sistema deba ser continúo y durar más de 24 o 48 horas. La dificultad de mantener durante tanto tiempo estos ataques ha hecho que no sean prácticos para conseguir evitar que un servicio esté disponible para todos sus clientes. Por este motivo este tipo de ataques se suelen utilizar cuando queremos que un objetivo concreto no tenga conexión al exterior: anulando los servidores DNS a los que consulta una persona podemos hacer que, en la práctica, pierda su conexión a Internet (al menos para los humanos, ya que la conexión sigue estando habilitada).
En este artículo veremos algunos ataques DoS contra los propios servidores DNS y en una próxima entrada definiremos las protecciones y defensas básicas para anular, si es posible, estos ataques. Ademas hay una familia de ataques espejo en el que utilizando peticiones malformadas podemos conseguir que los propios servidores DNS dejen fuera de servicio una tercera víctima, pero estos ya merecen otro artículo.
Peticiones múltiples de dominios inexistentes
Se trata del tipo de ataque más básico que consiste simplemente en enviar solicitudes de información sobre dominios no existentes. Al recibir la petición el servidor consultará con sus servidores de referencia gastando recursos en el proceso (memoria, ciclos de CPU, ancho de banda…). El hecho de utilizar nombre de dominio inexistentes es porque, a diferencia de un dominio existente, al no obtener una respuesta afirmativa en la primera petición a su servidor de referencia realizará otra a un segundo servidor, y luego otra tercera, hasta agotar todos los servidores de referencia que ha aprendido previamente. Esto hace que una única consulta de un dominio no existente implique un mayor consumo de recursos que varias legítimas.
Si se hace de forma rápida es posible llenar la caché del servidor DNS víctima con dominios no existentes (NXDOMAIN) haciendo que cualquier petición legítima tenga un procesamiento más lento aún y acelerando la denegación de servicio a los clientes válidos de este servidor.
Ataque de dominios fantasma
Para este esquema el atacante crea un dominio real con un servidor DNS real especialmente configurado para responder de forma incorrecta: ya sea muy lentamente o con información parcial. Así cuando el atacante realiza consultas DNS a la víctima se asegura que las peticiones de información llegan a un equipo que él controla.
¿Qué pasa cuando un equipo responde, por TCP, de forma lenta? Pues que el receptor debe esperar, reservando recursos para ello, hasta que la transmisión finalice. ¿Qué pasa cuando un servidor envía la información de forma desordenada? Pues que el receptor debe esperar a recibir los diferentes paquetes para reordenarlos y obtener la información, lo cual implica reserva de recursos. ¿Y si el servidor pide retransmisiones de paquetes? Pues lo mismo: más reserva de recursos para almacenar información.
Realizando múltiples peticiones al servidor DNS víctima para que resuelva información contra el servidor DNS que nosotros controlamos podemos hacer que se quede sin recursos y provocar una denegación de servicio a todos los clientes que consultan a ese servidor.
Ataque basado en subdominios aleatorios
Este tipo de ataque es una evolución de los dos anteriores. La idea es solicitar una gran cantidad de subdominios inexistentes de un dominio concreto. Aunque es posible realizarlo contra un dominio inexistente (cosa que puede ser interesante para intentar burlar defensas contra el ataque anteriormente explicado) generalmente se realiza contra nombres de dominio existentes, ya sean controlados por el atacante (con lo que sería una evolución del ataque al dominio fantasma) o bien contra páginas conocidas que tengan gran capacidad de respuesta (de forma que se sature antes nuestro servidor víctima) como pudiera ser Google, Microsoft, Amazon, etc.
Aunque no es imprescindible, en la práctica, debido a las defensas de los propios servidores es necesario realizar este tipo de ataque desde una botnet. Cada miembro de una botnet, de forma coordinada, solicita la resolución de un subdominio aleatorio (asjdhaskd.yahho.com, jhsgdhafasd.microsoft.com, 8ajsdalNDBY.apache.org ,etc.) que no existirá forzando al servidor a reservar recursos para su infructuosa resolución.